domingo, 16 de febrero de 2014

Capítulo 8.

Taylor pasó la tarde junto a Claire, dándole apoyo. Obviamente, su hermana iba a pedir el divorcio porque le había pegado una vez, podía hacerlo otra vez. Pero a pesar de los problemas de su hermana, ella ya tenía los suyos propios y el más gordo de ellos tenía nombre. Mike. Desde que Mike la dejó había salido con chicos pero habían sido únicamente líos, nada importante. Esperaba que ahora que toda la familia iba a estar juntos no tuviera que encontrarse con Mike demasiadas veces. Odiaba verle por la calle o por la ventana, odiaba cuando él la miraba porque la ponía nerviosa.
Y se abrió la puerta, Charlie y Marissa acababan de llegar. Qué puta que era Marissa cuando ella y Charlie se conocieron, se ve que el amor de Charlie la cambió mucho porque antes de estar con él se la había chupado a todos los tíos de su instituto y se había tirado a unos cuantos también. Y todo a los quince años. Pero parece ser que en cuanto Charlie la enamoró dejó de ser una puta. Taylor no se creía eso, ella sabía que la gente nunca deja de ser lo que realmente son y Marissa era una puta a los quince años y a los veinte posiblemente siguiera siéndolo, a las espaldas de su futuro marido.
Había demasiada gente en la casa y no se sentía demasiado a gusto allí, así que cogió su mochila y salió por la puerta de atrás. Saltó la valla al jardín de la familia de Mike sin hacer apenas ruido y se deslizó entre los arbustos hasta salir del recinto de la propiedad. Se dirigió al lago, al lugar a dónde siempre iba desde que rompió con Mike. Lo había descubierto el día que le pilló a punto de tirarse a Lucy Meller. Recordaba que había salido de casa completamente emocionada porque sus padres le habían dicho que sí que podía irse de camping con la familia de Mike, que había llamado a la puerta de su casa y que Mary le había dicho que estaba en su habitación, Taylor subió corriendo las escaleras y por el camino se encontró con Amy. Hablaron un poco y ella la acompañó hasta la habitación de su hermano y abrió la puerta de la habitación sin necesidad de llamar. Y allí lo vio, a su novio, su primer amor, a punto de quitarle los pantalones a una de las chicas que se dedicaban a acosarla en el isntituto. Recordaba como él la había mirado, la sonrisa de Lucy, las lágrimas de Amy al darse cuenta de que su hermano era un cerdo. Y recordaba como sintió su corazón romperse. Como salió de allí corriendo, con Mike pisándole los talones y finalmente consiguió darle esquinazo y se metió por el primer camino que encontró. El camino del río y recordó que lloró, durante horas. Que a las tres de la mañana no se sentía con ganas de levantarse y simplemente se recostó en el suelo y se durmió allí.
Habían pasado tres años desde aquello y estaba sentada justo en el mismo lugar dónde lloró durante horas lo que había perdido. Iba a aquel lugar cada vez que necesitaba pensar o, simplemente, alejarse de todo y todos. Se levantó del suelo y se acercó a uno de los árboles que había por allí y trepó hasta la copa, donde había dejado la sudadera de Mike que llevaba aquel día, las fotos juntos que tenía en casa, sus regalos y todo lo que tenía que ver con él y lo tiró al suelo. Acto seguido bajó del árbol y comenzó a examinar todo lo que había allí. Encenció un cigarro mientras miraba un colgante que él le había regalado. Lo tiró al lago sin dudarlo dos veces y lo vio desparecer en el agua. Rompió casi todas las fotos y guardó los trozos en la mochila menos una foto en la que estaban ambos mirándose y sonriendo. Aquella foto la había hecho James cuando ellos no le miraban. Sacó el mechero del bolsillo del pantalón y quemó la foto y, aunque parezca raro, se sintió mucho mejor. Quedaba la sudadera.
-Creo que eso es mío -dijo una voz a su espalda que hizo que se sobresaltara.
-Hola, Mike. Sí, es tuyo, llévatela -se la lanzó a la cara.
-Tú tan educada como siempre, he visto lo que has hecho con esas cosas ¿por qué esperar tres años cuando pudiste hacerlo aquel día?
-Porque aquel día no tuve tiempo¿sabes? Estuve aquí desde las seis de la tarde hasta las tres de la mañana llorando y después dormí aquí y no pensé en hacer esto. Porque aún tenía esperanzas y, aunque hace tiempo que las perdí, no tenía valor para hacer lo que acabo de hacer. Y ahora me siento muchísimo mejor.
-Pues yo ahora no me siento bien. Por cierto, nunca hemos hablado sobre lo que ocurrió aquel día...
-Ni quiero hacerlo, Mike. Han pasado tres años y muchas cosas desde entonces, no tengo por qué hablar sobre eso. Pero, si tú quieres hablar, adelante, habla.
-Verás. Tay, cuando íbamos a hacer un año juntos empecé a sentir algo raro por Lucy Meller, no sé qué era. Creo que me enamoré de ella, pero cuando estaba contigo sentía que tú lo eras todo para mí pero ella me atraía muchísimo y yo...
-No confundas amor con deseo -le interrumpió Taylor.
-Aquel día apareció en mi casa y subimos a mi cuarto, mi madre no sabía que ella estaba allí. James sí. Me dijo que Lucy estaba muy buena que sería idiota si no me liaba con ella. Y bueno, subimos y se quitó la sudadera, llevaba una camiseta que no dejaba mucho a la imaginación. Así que, no sé, pasó y cuando entraste se me vino el mundo encima pero me sentí inmensamente relajado.
-¿Sabías que cuando estábamos juntos contaba los latidos de tu corazón para dormir? ¿Me mordía las uñas hasta el hueso porque tenía miedo de que te pasara algo cuando hacías cosas tontas y peligrosas? Vivía en un sueño y ahora vivo en una pesadilla a la que llamo hogar, por tu culpa. Espero que el juego te hubiese gustado porque se ve que necesitas personas como yo para hacerlas sufrir y tú divertirte. Quizás estábamos teniendo demasiada diversión y quizás tú no podías resistirte a Lucy Meller pero nunca sabrás lo que yo sentí aquel día por tu culpa. Y después de todo, analicé nuestra relación y sentí que tú nunca me amaste -Tay encontraba dificultades para hablar porque estaba comenzando a llorar-. Y en aquel momento lo único que quería era que, por favor, no me quitases tu cariño, que no me quitases lo que éramos porque eras lo único que me mantenía con vida y no quería continuar levantándome sin tus mensajes, sin tus miradas y pocos días después decidí acabarlo todo y si yo signifiqué algo para ti, lo siento mucho, pero tomé una decisión hace tres años y, me arrepiento de haber fallado.

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