lunes, 3 de marzo de 2014

Capítulo 16.

-Señorita Farrell -comenzó el hombre-. Estas personas quieren hablar con usted.
-Muchas gracias, Matthew -dijo Taylor fríamente.
Matthew asintió con la cabeza y salió de la sala, haciéndoles un gesto a Clarissa y a Mike para que entraran. Los chicos que estaban con Taylor se fueron también, ya que entendían que no tenía nada que ver con ellos la conversación que iban a mantener aquellas tres personas. Taylor esperó a que todos se hubieran ido dejándolos solos y hubieran cerrado la puerta para comenzar a hablar.
-Buenos días -sonrió, una sonrisa muy falsa, sonrisa que parecía acostumbrada a fingir-. Soy Taylor Farrell, aunque supongo que eso ustedes ya lo saben.
-Sí, señorita Farrell -comenzó hablando Clarissa-. Soy periodista -Taylor pareció molesta cuando Clarissa dijo aquello-. pero no se preocupe, son sólo unas simples preguntas que no considero que resulten ninguna molestia para usted. Ya sabe, cuatro cosillas que deseamos saber sobre usted. Créame que a veces desearía haberme dedicado a otro tipo de periodismo, ya sabe, cubrir noticias serias y no dedicarme a investigar sobre personas famosas.
-Claro -Taylor sonrió-. Bueno, comience.
-Bueno, hace unos años usted no era alguien realmente importante en lo que es la industria de la música, me refiero a hace unos cinco años -Taylor asintió-. Hoy estoy aquí porque hemos decidido irnos un poco más atrás en el tiempo, ya sabe, hablar de cómo acabó dónde está ahora. Sabemos que se crió en un pueblo llamado Alford y que se fue de allí a los dieciocho, pero muchas personas no sabemos qué pasó desde que usted tenía dieciocho años hasta cinco años después. Nos gustaría que nos contara qué pasó y por qué muchos le perdieron la pista. Oh, sí, sabemos que sus padres, Jacob y Caroline Farrell presentaron una denuncia cuando usted cumplió los dieciocho años porque había desaparecido.
-Saben más de lo que muchos saben, la verdad. Unos buenos investigadores. Bien, cuando cumplí dieciocho me fui de allí, era mayor de edad, por lo que estaba en mi pleno derecho. Durante el primer año vivía casi en la pobreza, de albergue en albergue, de trabajo cutre en trabajo cutre. Hasta que conseguí un trabajo como camarera en un club de rock, conocí a Tony, mi batería allí, me contó que tenía un grupo y que buscaba una cantante. Por aquel entonces no me hacía ilusión. Cuadno cumplí veintidós, cambié de trabajo y pensé en llamar a Tony para comentarle que me gustaría participar. Eso hice. Empezamos a tocar en clubs y bares y demás. Al año siguiente nos descubrieron.
-Comprendo -dijo Mike-. ¿Por qué se fue de casa?
-Porque no era feliz, ¿es eso importante? Creo que no. Y creo que ya es hora de que se vayan.
Clarissa y Mike se miraron, dudando sobre si realmente debían hacer lo que Taylor les decía a ambos. Mike parecía más dispuesto a revelarse contra Taylor que a irse de allí, pero finalmente, siguió a Clarissa hacia la salida.
-Adiós, Mike, adiós Clarissa -dijo Taylor, y les cerró la puerta sin dejarles responder.

Clarissa se levanta del sillón en el que está sentada, y deja a sus hijos en el salón, mientras ella se dirige a la cocina a prepararles la cena. Ya no queda más que le pueda contar a sus hijos de esa historia. Los niños no deben de saber más que Taylor se fue, Mike también. No más.
-Mamá -dice Taylor-. Dime qué les pasó, por favor.
Clarissa mira a su hija, tan bonita, lleva el nombre de la persona que inspiró sus libros, libros dirigidos a adolescentes, para que lean sobre el amor, la desilusión y cómo el amor puede volver a triunfar. La última parte se la inventó cuando no supo como continuar el libro, sabiendo que Taylor se había ido. Así que puso un final alternativo, se volvían a enamorar y se casaban. Clarissa sigue disgustada con ese final, pero sabe que si no hubiera puesto eso, el libro habría sido algo muy raro y nadie lo hubiera comprado.
-Ay, hija. Te lo diré. Claire Farrell, a día de hoy, tiene cincuenta y cuatro años, tiene dos hijos y está casada con un hombre rico. Es feliz, dentro de lo que cabe para la desgracia familiar por la que pasó. Mary Turner murió hace un año, su marido continúa viviendo en Alford. James Turner, es ahora un diseñador de moda, está casado con el que ha sido su novio durante años, Julio, y han adoptado una niña.
-¿James es gay?
-Sí. Amy Turner ha abierto un restaurante bastante popular en Los Ángeles. La historia de los Farrell es trágica al cien por cien. ¿Segura que quieres oírla?
-Sí, por favor -dijo Taylor.
-Bien, Claire Farrell acabó en bancarrota por culpa de su madre cuando se mudaron, perdió a su bebé porque se lo quitaron los servicios sociales. Pocos años después se volvió a casar, con un joven pobre, que fundó una gran empresa y se hizo millonario. Ha tenido dos hijos, una niña y un niño. La mayor se llama Taylor, como su primera hija, tiene ahora catorce años. Su sengundo hijo se llamaba Jacob, tiene diez años.
>>Charlie Farrell murió en un accidente de tráfico hace veintitrés años cuando iba a Nueva York a hablar con su madre, un conductor borracho se estrelló contra su coche. Cuando murió, su novia estaba embarazada de tres semanas. El niño tiene ahora veintidós años, se llama Charlie y trabaja en asociaciones para ayudar a los alcohólicos a superar su problema, para que nadie más tenga que morir a manos de un conductor borracho.
>>Jacob Farrell se tiró por la ventana cuando Charlie murió, Claire acabó en bancarrota y Taylor se fue de casa.
>>Mandy Farrell murió de cáncer hace dieciocho años, tenía tan sólo deicisiete años.
>>Caroline Farrell se suicidó después de que Mandy muriera, dijo que ya no le quedaba nada más por lo que vivir. Claire y Taylor no le importaban.
>>Mike Turner continúa casado con Lucy Meller, tiene cuatro hijos, la mayor, Tiffany, tiene ahora once años. Matt, el segundo, siete. Alex, el tercero, cuatro y Amanda, la más pequeña, nació hace un año. Me llamó Mike para contármelo.
>>Y Taylor..., no me gusta hablar de esto, se suicidó. Tenía treinta y dos años. Resulta que se enamoró de el guitarrista de su grupo y cuando este se casó se deprimió, se le sumaron más cosas y se suicidó.
Clarissa deja lo que está haciendo y se va a su dormitorio, Jason está duchándose, sale del baño envuelto en la toalla y la abraza, sabe por qué está así. Hablar de Taylor le duele demasiado. Aunque Taylor, Mike y los demás, jamás hayan existido. Jason piensa que Clarissa se toma sus personajes muy en serio, demasiado en serio.

domingo, 2 de marzo de 2014

Capítulo 15.

Clarissa se recostó en su asiento, recordando aquel día. Desde que vio a Taylor en el club, no había vuelto a saber de ella hasta que cuatro años después, cuando se quedó embarazada de su primera hija, la llamó Mike contándole que Taylor había muerto por sobredosis de heroína. Mike estaba llorando desconsoladamente, probablemente porque la echaba de menos. Pocos días después de la llamada de Mike, Clarissa pidió un traslado a Nueva York y ella y su marido se fueron. Visitó el club dónde había visto a Taylor cantar aquella noche, le habían hecho una especie de funeral allí. A Clarissa le dio mucha pena, porque Taylor era muy joven para estar muerta. Varias veces había ido a visitar su tumba, y todos los días veía a Mike. Iban a la misma hora porque los dos terminaban de trabajar a las siete, así que iban.
Mike la visitaba todos los días, él había pagado su entierro y su funeral, Clarissa se dio cuenta de que Mike quería a Taylor como no había querido a nadie. Durante el primer año, se veían dos veces a la semana, cuando coincidían haciéndole una visita a Taylor. Hasta que un día, Mike llamó a Clarissa a las doce de la mañana, quería verla. Clarissa aceptó, quedaron en media hora en una cafetería que había cerca de la sede del periódico en el que trabajaba Clarissa. Mike iba con un traje y con un abrigo largo, hacía frío, mucho frío. Clarissa se sentó en la misma mesa que él, esperando a que le contara qué era tan importante para que él la llamara a esa hora.
-He ido al cementerio porque esta tarde tengo trabajo, así que aproveché un rato libre del que disponía hoy y fui. Cuando llegué a la tumba de Taylor vi a un hombre junto a ella, la miraba extrañado. Me preguntó que quién era Taylor Farrell. Le contesté que una mujer que murió hace un año, por sobredosis, que tenía 27 años. Entonces el hombre se sacó el teléfono móvil del bolsillo trasero y me enseñó una foto, era ella.
>>Le pregunté que por qué me enseñaba esa foto ¿sabes qué me contestó? Que la había hecho aquella mañana, que las de la foto eran Taylor Farrell y su hermana pequeña, gran fan de su grupo. Le dije que era imposible, que Taylor había muerto hacía un año. Me dijo que no, que me equivocaba, que él la veía en el trabajo cada día. Me dijo que podía demostrármelo, mañana por la mañana he quedado con él, me va a llevar al trabajo de Taylor, para que la vea.
>>Te he llamado porque no me fío demasiado de ese hombre, así que mi pregunta es ¿quieres venir conmigo? Si no quieres ya sabes que no pasa nada, pero me gustaría que vinieras porque llevas años tras la pista de Taylor y tú estabas tan segura como yo de que estaba muerta...
-Claro, iré ¿a qué hora?
-A las once. En Central Park.
Cuando Clarissa llegó aquella noche a casa, su marido le había preparado una deliciosa cena, como hacía cuando conseguía salir del trabajo temprano, que eran pocas las veces que eso pasaba. Jason la miró, sabía que le pasaba algo, no algo malo, pero estaba pensativa. Y eso él lo notaba.
-¿Qué te ocurre? -dijo Jason mientras la ayudaba a acomodarse en la silla.
-Creo que no te he contado nada de esto, pero te lo contaré. Hace veinte años, hice una amiga, se llamaba Taylor Farrell y estaba en mi colegio, cuando llegamos a secundaria, aún éramos amigas pero pasaron cosas y, cuando cumplimos catorce años, dejamos de serlo. Pero ella seguía en mi instituto y cuando cumplió los diecisiete su familia se mudó. Cuando tenía veintitrés años me enteré de que habían vuelto. Fui a hacerles una visita pero me contaron que todos habían acabado mal. Todos. Pregunté, y lo que averigué me llevó hasta Nueva York y Mike Turner, el exnovio y primer amor de Taylor Farrell. Bien, hace un año, me enteré de que Taylor murió, Mike y yo la visitamos todas las semanas. Pero, hoy, nos hemos enterado de que ella no está muerta...
-¿Cómo es eso posible?
-No sé, Jason. No sé. Hemos quedado mañana con ese hombre, nos va a llevar hasta ella. He pensado en cómo hacer para conseguir dinero, voy a escribir un libro, sobre Taylor. Y sobre todo esto.
-Me parece una grandiosa idea.
Jason y Clarissa comieron tranquilamente, se fueron a dormir tarde. Clarissa tardó un poco en dormirse ya que no podía parar de pensar en que Taylor podía estar viva.
Por la mañana, se levantó con mucha energía, se arregló y se fue hacia Central Park. Para cuando llegó, Mike ya estaba allí, con un hombre. Ambos la miraron, el hombre no se molestó en presentarse, si no que comenzó a caminar, sin siquiera esperarles. Su destino estaba a tan sólo unas manzanas de Central Park.
-Me llamo Matthew, por cierto -dijo aquel hombre.
Clarissa sonrió y le siguió por el edificio en el que acababan de entrar, subieron en ascensor hasta el undécimo piso, una compañía discográfica. Matthew caminó saludando a la gente a su paso, parecía que todos lo conocían. Por fin llegamos a una puerta, entramos y allí estaban las mismas personas que había visto la noche que fui al club con Mike, incluída Taylor. 

Capítulo 14.

Mike se quedó mirando al vacío cuando Taylor se fue, no podía creerse que ella, la persona que le había visto junto a Lucy Meller, le hubiera sonreído y lanzado una indirecta de quedar con él un día. Tenía que contárselo a alguien pero ¿a quién? No sabía a quién contárselo... Creyó que quizás a su hermano le interesase...

La mujer suspiró. No debía de tener más de cuarenta años pero en sus ojos se adivinaba mucha experiencia. Miró a los niños que se sentaban frente a ella, sus hijos. Sus tres bellos hijos, Taylor, Mike y Lucy. Los nombres de los tres adolescentes que le habían dado tanto sin siquiera saberlo.
-¿Por qué escribiste sobre ellos, mamá? -preguntó una niña morena de ojos azules.
-Porque, Taylor, ellos tenían algo... Algo especial. Realmente, no escribí sobre ellos, escribí sobre ella, sobre Taylor. Esta es su historia, la de nadie más. La de sus cien noches de insomnio, la de sus desilusiones. La de cómo la vida es una montaña rusa que tiene muchas subidas y muchas bajadas. Y de cómo, las personas más prometedoras acaban mal. Quiero que tengas en cuenta, que es una historia completamente real, poco es sacado de mi imaginación.
-¿Cómo sabes que esas cosas ocurrieron? -preguntó Mike, un niño de once años con los ojos negros como el carbón y el pelo rubio.
-Porque yo vi mucho de esto, James Turner me ayudó y Mandy Farrell me contó muchas cosas en las visitas que le hice al hospital. Es extraño, toda aquella familia, los Farrell acabaron mal, todos. Y los Turner..., todos tuvieron mucho éxito pero, hasta dónde tengo entendido, Mike no es feliz desde que ella murió.
-¿Qué les ocurrió a los Turner? -dijo Taylor.
-Todo a su tiempo. Bien, continuemos -la mujer tomó aire y comenzó.

Mike se ilusionó mucho sabiendo que quizás podría volver a ser amigo de Taylor. Pensó en ella durante todo el día y toda la noche, no se podía quitar de la cabeza la imagen de Taylor recostada sobre la hierba, nunca la había visto tan guapa... Pero al día siguiente no la vio en el instituto, supuso que estaría enferma. No la vio en varios días y supo que no volvería a verla cuando fue a llamar a su puerta y abrió una mujer muy elegante que le dijo que la familia había decidido mudarse y había puesto la venta en manos de una inmobiliaria. Pasó días muy triste pero se recuperó. Volvió a sonreír aunque notaba que había un vacío en su interior. Pocos meses después comenzó a salir con Lucy Meller, se convirtió en un chico popular. Pero se notaba que no era feliz, por mucho que intentara aparentar lo contrario. Cuando terminó el curso le perdí toda la pista, ya que me mudé a California. Pocos años después me enteré de que los Farrell habían vuelto al pueblo, así que decidí tomarme un mes de descanso en mi trabajo como reportera y visitar el pueblo. Llamé a la que siempre había sido la casa de la familia y me abrió Caroline. Dijo que me recordaba de cuando Taylor y yo jugábamos juntas cuando íbamos al colegio. Me contó mucho, Claire había acabado en bancarrota tras dejar a Jack y los servicios sociales le habían quitado a su hija. Charlie había muerto en un accidente de tráfico, un conductor borracho, me dijo. No mencionó a Taylor pero me contó que Mandy estaba en el hospital, con cáncer.
Fui al día siguiente al hospital, Mandy no me recordaba pero le comenté quién era y que me gustaría saber dónde estaba Taylor, ella no sabía nada de ella desde hacía cinco años, desde que cumplió los dieciocho. Pero me contó lo que os estoy contando yo ahora a vosotros.
-Me han llegado noticias de que se casaba, pero ya sabes, la gente es cruel cuando estás buscando a una persona como Tay -dijo Mandy en una de mis visitas-. Sé que está viva y ese es mi único consuelo, lo sé por intuición. Si Taylor muriera nos enteraríamos. Recuerdo el día que se fue perfectamente. Vivíamos en Nueva York entonces, y me levanté a las cinco de la mañana para prepararle un desayuno de cumpleaños a Taylor. La vi en lo cocina, estaba bebiendo café. No me sorprendió, al principio.
>>Me miró y se fue a su habitación, yo estaba preparándole unas tortitas cuando oí la puerta cerrarse y lo supe, supe que se había ido. Salí corriendo e intenté encontrarla por los rellanos, pero se había ido. No sé nada de ella desde entonces. Al haberse ido mientras vivíamos en Nueva York pero habiéndose criado aquí, no tengo ni idea de dónde puede estar. La echo de menos. Prométeme que si sabes algo de ella, me lo contarás.
-Te lo prometo, Mandy.
Al día siguiente, Mandy murió, murió sin saber nada sobre su hermana. Qué horror, pero me propuse localizar a todos los que pudiese saber dónde estaba. Entre esas personas estaban los Turner. Esperé unos días para ir a visitarles, por si acaso estaban de luto por la muerte de Mandy. Amy me abrió la puerta, bueno, al principio no sabía que era Amy pero al mirarla mejor me di cuenta de que sí era ella. Wow, Amy era gótica, fue lo único que pude pensar.
-Hola, ¿está Mike? -dije.
-No, Mike se fue hace mucho.
-¿Por qué?
-No lo sé. Tú eres ¿Clarissa? Ya decía que me sonabas. Pasa y así te cuento.
Entré en la casa, no era como la de los Farrell pero era elegante. Se notaba que había más espíritu familiar entre ellos que entre los Farrell. Nos sentamos en la sala de estar y Amy comenzó a hablar.
-Mike se fue cuando cumplió diecinueve años, se casó con Lucy Meller. Viven en Nueva York. Mike ahora tiene mucho dinero gracias a una empresa que fundó hace dos años, Lucy está con él por eso, digo yo. Porque desde que Taylor se fue..., él ya no es el mismo, nadie sabe nada de ella. Me da pena, a veces pienso que está así por Mike. Se fueron porque su madre los había visto juntos un día en nuestro jardín, pero no lo sé. De todos modos, si quieres hablar con él, te puedo dar su dirección... -Amy me miró, parece que leyó mi mente porque dijo-. No le preguntes a Caroline por qué se fueron, no te va a contestar. Esa familia se ha desmoronado... Claire es pobre, su madre no quiere hacerse cargo de ella ¿sabes? Charlie está muerto, Taylor desaparecida, Jacob se suicidó cuando sus tres hijos se fueron, en cierto modo. Y Mandy..., pobre Mandy, me dolió, antes éramos amigas.
-Muchas gracias, Amy, todo esto me vendrá muy bien.
Por aquel entonces, yo tenía veintitrés años y no conocía el mundo como lo conozco ahora, pensaba que la vida no podía ser demasiado cruel con la gente pero me equivocaba. Me fui a Nueva York en busca de Mike y de Lucy. El primer y el segundo día los usé para hacer turismo y descansar un poco. Aproveché que pasaba por albergues y comedores sociales en mis rutas para preguntar por Taylor Farrell. Al segundo día en Nueva York me llegó la noticia de que Caroline Farrell se había quitado la vida, lo cual me dejó de piedra. Sólo quedaban Taylor y Claire, pero a Claire ya la mayoría la daban por perdida y a Taylor por muerta. Pero no me desanimé, continué buscando a Mike. Descubrí dónde vivía con su mujer.
Era un edificio de lujo, los Turner vivían en el piso dieciocho. Subí con muchas personas en el ascensor, parecían todos ejecutivos importantes y personas con mucho dinero. Lo típico en esa clase de edificios.
Llamé a la puerta cuando llegué allí, me abrió el propio Mike.
-Buenos días, me llamo Clarissa Roberts, iba al instituto en Alford y me gustaría hacerte algunas preguntas, si es posible.
-¿Sobre qué? -dijo fríamente.
-Sobre los Farrell. Sé que este es un tema del que probablemente no sepas nada pero me gustaría...
-Pasa -me interrumpió-. Siento haber sido tan desagradable contigo, pero es que últimamente no estoy demasiado bien...
Dejó la frase en el aire, simplemente. Se sentó en un sillón y me indicó un sillón frente a él. Me senté y formulé las preguntas en mi mente antes de preguntárselas a Mike. Ya no era para nada como en el isntituto, estaba más fuerte, se había dejado barba y parecía infinitamente más cansado.
-¿Sabes algo de Taylor Farrell? -dije directamente.
-Sí, pero preferiría que dejáramos esa pregunta para el final, no me gusta hablar de Taylor.
-De acuerdo, a ver. ¿Cómo es que has acabado casado con Lucy?
-Bueno, ella no pide más que una tarjeta de crédito y un apartamento grande, y yo se lo doy. A cambio ella está aquí, no estoy tan solo si ella anda por aquí -me miró, esperando la siguiente pregunta.
-Desearías que fuera Taylor la que estuviera aquí, contigo.
-Eso no es una pregunta -contestó-. Pero sí, desearía que fuera Taylor la que estuviera aquí conmigo. Pero no puede ser.
-¿Por qué se mudaron los Farrell?
-Porque su madre no quería que Taylor se volvier a enamorar de mí y luego yo le rompiera el corazón e intentara suicidarse. Esa decisión le costó la vida a Charlie y a Jacob.
-¿Por qué?
-Jacob se suicidó cuando Charlie murió y Taylor desapareció. Charlie murió yendo a Nueva York para pedirle explicaciones a su madre. Y Claire lo perdió todo cuando vino aquí porque en Alford había conseguido un trabajo y cuando Caroline la trajo aquí porque su sueldo era todavía muy bajo, ya que estaba de prueba y no podía pagarse nada, discutieron.
-Y Caroline la echó -deduje. Mike asintió con la cabeza.
-Esa mujer es asquerosa, en serio. Bien, me parece que no tienes más preguntas, salvo la de qué ha sido de Taylor. Son las diez de la noche, si nos damos prisa llegaremos para que la veas.
Le miré sin comprender, pero me hizo un gesto para que me levantara y que le siguiera. Mike cogió las llaves de su coche y bajamos al parking, me preguntaba a dónde íbamos mientras él conducía, pero sabía, por su expresión, que íbamos a ver a Taylor. No sabía a dónde íbamos a ir, pero imaginé lo peor. Aunque finalmente acabamos en un barrio de los suburbios y caminamos hasta un club sombrío dónde muchos góticos hacían cola para entrar, Mike pasó por delante de todos ellos y le dio trescientos dólares al de seguridad para que nos dejase pasar.
El club era cómo me lo esperaba, había mesas y al fondo un pequeño escenario, parecía que iban a tocar. Mike me guió hasta una de las mesas más cercanas al escenario, había ya algunas personas por ahí, todos sentándose lo más cerca posible del escenario, parecía que la banda tenía bastante éxito allí. Cuando el club se llenó por completo, encendieron los focos y salió el camarero al escenario que presentó a una banda cuyo nombre no alcancé a oír. El camarero se retiró y subieron tres chicos y una chica.
Había un chico con el pelo negro y con gafas, uno de rizos que tenía una cara muy simpática. El que subió antes de la chica llevaba el pelo negro y los ojos muy maquillados, llevaba un piercing en el labio y otro en la nariz. Si no fuera por la chica, él habría sido el más siniestro de todos. La chica llevaba el pelo negro liso un poco por debajo de la cintura, llevaba un vestido muy corto y ajustado, combinado con unos tacones que debían de medir veinticinco centímetros. Me sorprendió bastante, pero cuando se giró, comprendí quién era. Llevaba los ojos pintados casi desde la ceja hasta un dedo por debajo del ojo, combinados con su palidez y el granate de su pintalabios, parecía que estaba muerta.
-Taylor... -susurré.
Parecía que Mike iba a contestar pero antes de que comenzara a hablar entraron todos los instrumentos de golpe, introduciendo la canción, y la chica cantó un altísimo y siniestro "Nightmare", conocía esa canción, era de las favoritas de Taylor cuando estaba en el isntituto. Pero ella sonaba aún más siniestra que el grupo original.
Cuando terminó el concierto, Mike me llevó a mi hotel. A las semanas me fui.