Mike se quedó mirando al vacío cuando Taylor se fue, no podía creerse que ella, la persona que le había visto junto a Lucy Meller, le hubiera sonreído y lanzado una indirecta de quedar con él un día. Tenía que contárselo a alguien pero ¿a quién? No sabía a quién contárselo... Creyó que quizás a su hermano le interesase...
La mujer suspiró. No debía de tener más de cuarenta años pero en sus ojos se adivinaba mucha experiencia. Miró a los niños que se sentaban frente a ella, sus hijos. Sus tres bellos hijos, Taylor, Mike y Lucy. Los nombres de los tres adolescentes que le habían dado tanto sin siquiera saberlo.
-¿Por qué escribiste sobre ellos, mamá? -preguntó una niña morena de ojos azules.
-Porque, Taylor, ellos tenían algo... Algo especial. Realmente, no escribí sobre ellos, escribí sobre ella, sobre Taylor. Esta es su historia, la de nadie más. La de sus cien noches de insomnio, la de sus desilusiones. La de cómo la vida es una montaña rusa que tiene muchas subidas y muchas bajadas. Y de cómo, las personas más prometedoras acaban mal. Quiero que tengas en cuenta, que es una historia completamente real, poco es sacado de mi imaginación.
-¿Cómo sabes que esas cosas ocurrieron? -preguntó Mike, un niño de once años con los ojos negros como el carbón y el pelo rubio.
-Porque yo vi mucho de esto, James Turner me ayudó y Mandy Farrell me contó muchas cosas en las visitas que le hice al hospital. Es extraño, toda aquella familia, los Farrell acabaron mal, todos. Y los Turner..., todos tuvieron mucho éxito pero, hasta dónde tengo entendido, Mike no es feliz desde que ella murió.
-¿Qué les ocurrió a los Turner? -dijo Taylor.
-Todo a su tiempo. Bien, continuemos -la mujer tomó aire y comenzó.
Mike se ilusionó mucho sabiendo que quizás podría volver a ser amigo de Taylor. Pensó en ella durante todo el día y toda la noche, no se podía quitar de la cabeza la imagen de Taylor recostada sobre la hierba, nunca la había visto tan guapa... Pero al día siguiente no la vio en el instituto, supuso que estaría enferma. No la vio en varios días y supo que no volvería a verla cuando fue a llamar a su puerta y abrió una mujer muy elegante que le dijo que la familia había decidido mudarse y había puesto la venta en manos de una inmobiliaria. Pasó días muy triste pero se recuperó. Volvió a sonreír aunque notaba que había un vacío en su interior. Pocos meses después comenzó a salir con Lucy Meller, se convirtió en un chico popular. Pero se notaba que no era feliz, por mucho que intentara aparentar lo contrario. Cuando terminó el curso le perdí toda la pista, ya que me mudé a California. Pocos años después me enteré de que los Farrell habían vuelto al pueblo, así que decidí tomarme un mes de descanso en mi trabajo como reportera y visitar el pueblo. Llamé a la que siempre había sido la casa de la familia y me abrió Caroline. Dijo que me recordaba de cuando Taylor y yo jugábamos juntas cuando íbamos al colegio. Me contó mucho, Claire había acabado en bancarrota tras dejar a Jack y los servicios sociales le habían quitado a su hija. Charlie había muerto en un accidente de tráfico, un conductor borracho, me dijo. No mencionó a Taylor pero me contó que Mandy estaba en el hospital, con cáncer.
Fui al día siguiente al hospital, Mandy no me recordaba pero le comenté quién era y que me gustaría saber dónde estaba Taylor, ella no sabía nada de ella desde hacía cinco años, desde que cumplió los dieciocho. Pero me contó lo que os estoy contando yo ahora a vosotros.
-Me han llegado noticias de que se casaba, pero ya sabes, la gente es cruel cuando estás buscando a una persona como Tay -dijo Mandy en una de mis visitas-. Sé que está viva y ese es mi único consuelo, lo sé por intuición. Si Taylor muriera nos enteraríamos. Recuerdo el día que se fue perfectamente. Vivíamos en Nueva York entonces, y me levanté a las cinco de la mañana para prepararle un desayuno de cumpleaños a Taylor. La vi en lo cocina, estaba bebiendo café. No me sorprendió, al principio.
>>Me miró y se fue a su habitación, yo estaba preparándole unas tortitas cuando oí la puerta cerrarse y lo supe, supe que se había ido. Salí corriendo e intenté encontrarla por los rellanos, pero se había ido. No sé nada de ella desde entonces. Al haberse ido mientras vivíamos en Nueva York pero habiéndose criado aquí, no tengo ni idea de dónde puede estar. La echo de menos. Prométeme que si sabes algo de ella, me lo contarás.
-Te lo prometo, Mandy.
Al día siguiente, Mandy murió, murió sin saber nada sobre su hermana. Qué horror, pero me propuse localizar a todos los que pudiese saber dónde estaba. Entre esas personas estaban los Turner. Esperé unos días para ir a visitarles, por si acaso estaban de luto por la muerte de Mandy. Amy me abrió la puerta, bueno, al principio no sabía que era Amy pero al mirarla mejor me di cuenta de que sí era ella. Wow, Amy era gótica, fue lo único que pude pensar.
-Hola, ¿está Mike? -dije.
-No, Mike se fue hace mucho.
-¿Por qué?
-No lo sé. Tú eres ¿Clarissa? Ya decía que me sonabas. Pasa y así te cuento.
Entré en la casa, no era como la de los Farrell pero era elegante. Se notaba que había más espíritu familiar entre ellos que entre los Farrell. Nos sentamos en la sala de estar y Amy comenzó a hablar.
-Mike se fue cuando cumplió diecinueve años, se casó con Lucy Meller. Viven en Nueva York. Mike ahora tiene mucho dinero gracias a una empresa que fundó hace dos años, Lucy está con él por eso, digo yo. Porque desde que Taylor se fue..., él ya no es el mismo, nadie sabe nada de ella. Me da pena, a veces pienso que está así por Mike. Se fueron porque su madre los había visto juntos un día en nuestro jardín, pero no lo sé. De todos modos, si quieres hablar con él, te puedo dar su dirección... -Amy me miró, parece que leyó mi mente porque dijo-. No le preguntes a Caroline por qué se fueron, no te va a contestar. Esa familia se ha desmoronado... Claire es pobre, su madre no quiere hacerse cargo de ella ¿sabes? Charlie está muerto, Taylor desaparecida, Jacob se suicidó cuando sus tres hijos se fueron, en cierto modo. Y Mandy..., pobre Mandy, me dolió, antes éramos amigas.
-Muchas gracias, Amy, todo esto me vendrá muy bien.
Por aquel entonces, yo tenía veintitrés años y no conocía el mundo como lo conozco ahora, pensaba que la vida no podía ser demasiado cruel con la gente pero me equivocaba. Me fui a Nueva York en busca de Mike y de Lucy. El primer y el segundo día los usé para hacer turismo y descansar un poco. Aproveché que pasaba por albergues y comedores sociales en mis rutas para preguntar por Taylor Farrell. Al segundo día en Nueva York me llegó la noticia de que Caroline Farrell se había quitado la vida, lo cual me dejó de piedra. Sólo quedaban Taylor y Claire, pero a Claire ya la mayoría la daban por perdida y a Taylor por muerta. Pero no me desanimé, continué buscando a Mike. Descubrí dónde vivía con su mujer.
Era un edificio de lujo, los Turner vivían en el piso dieciocho. Subí con muchas personas en el ascensor, parecían todos ejecutivos importantes y personas con mucho dinero. Lo típico en esa clase de edificios.
Llamé a la puerta cuando llegué allí, me abrió el propio Mike.
-Buenos días, me llamo Clarissa Roberts, iba al instituto en Alford y me gustaría hacerte algunas preguntas, si es posible.
-¿Sobre qué? -dijo fríamente.
-Sobre los Farrell. Sé que este es un tema del que probablemente no sepas nada pero me gustaría...
-Pasa -me interrumpió-. Siento haber sido tan desagradable contigo, pero es que últimamente no estoy demasiado bien...
Dejó la frase en el aire, simplemente. Se sentó en un sillón y me indicó un sillón frente a él. Me senté y formulé las preguntas en mi mente antes de preguntárselas a Mike. Ya no era para nada como en el isntituto, estaba más fuerte, se había dejado barba y parecía infinitamente más cansado.
-¿Sabes algo de Taylor Farrell? -dije directamente.
-Sí, pero preferiría que dejáramos esa pregunta para el final, no me gusta hablar de Taylor.
-De acuerdo, a ver. ¿Cómo es que has acabado casado con Lucy?
-Bueno, ella no pide más que una tarjeta de crédito y un apartamento grande, y yo se lo doy. A cambio ella está aquí, no estoy tan solo si ella anda por aquí -me miró, esperando la siguiente pregunta.
-Desearías que fuera Taylor la que estuviera aquí, contigo.
-Eso no es una pregunta -contestó-. Pero sí, desearía que fuera Taylor la que estuviera aquí conmigo. Pero no puede ser.
-¿Por qué se mudaron los Farrell?
-Porque su madre no quería que Taylor se volvier a enamorar de mí y luego yo le rompiera el corazón e intentara suicidarse. Esa decisión le costó la vida a Charlie y a Jacob.
-¿Por qué?
-Jacob se suicidó cuando Charlie murió y Taylor desapareció. Charlie murió yendo a Nueva York para pedirle explicaciones a su madre. Y Claire lo perdió todo cuando vino aquí porque en Alford había conseguido un trabajo y cuando Caroline la trajo aquí porque su sueldo era todavía muy bajo, ya que estaba de prueba y no podía pagarse nada, discutieron.
-Y Caroline la echó -deduje. Mike asintió con la cabeza.
-Esa mujer es asquerosa, en serio. Bien, me parece que no tienes más preguntas, salvo la de qué ha sido de Taylor. Son las diez de la noche, si nos damos prisa llegaremos para que la veas.
Le miré sin comprender, pero me hizo un gesto para que me levantara y que le siguiera. Mike cogió las llaves de su coche y bajamos al parking, me preguntaba a dónde íbamos mientras él conducía, pero sabía, por su expresión, que íbamos a ver a Taylor. No sabía a dónde íbamos a ir, pero imaginé lo peor. Aunque finalmente acabamos en un barrio de los suburbios y caminamos hasta un club sombrío dónde muchos góticos hacían cola para entrar, Mike pasó por delante de todos ellos y le dio trescientos dólares al de seguridad para que nos dejase pasar.
El club era cómo me lo esperaba, había mesas y al fondo un pequeño escenario, parecía que iban a tocar. Mike me guió hasta una de las mesas más cercanas al escenario, había ya algunas personas por ahí, todos sentándose lo más cerca posible del escenario, parecía que la banda tenía bastante éxito allí. Cuando el club se llenó por completo, encendieron los focos y salió el camarero al escenario que presentó a una banda cuyo nombre no alcancé a oír. El camarero se retiró y subieron tres chicos y una chica.
Había un chico con el pelo negro y con gafas, uno de rizos que tenía una cara muy simpática. El que subió antes de la chica llevaba el pelo negro y los ojos muy maquillados, llevaba un piercing en el labio y otro en la nariz. Si no fuera por la chica, él habría sido el más siniestro de todos. La chica llevaba el pelo negro liso un poco por debajo de la cintura, llevaba un vestido muy corto y ajustado, combinado con unos tacones que debían de medir veinticinco centímetros. Me sorprendió bastante, pero cuando se giró, comprendí quién era. Llevaba los ojos pintados casi desde la ceja hasta un dedo por debajo del ojo, combinados con su palidez y el granate de su pintalabios, parecía que estaba muerta.
-Taylor... -susurré.
Parecía que Mike iba a contestar pero antes de que comenzara a hablar entraron todos los instrumentos de golpe, introduciendo la canción, y la chica cantó un altísimo y siniestro "Nightmare", conocía esa canción, era de las favoritas de Taylor cuando estaba en el isntituto. Pero ella sonaba aún más siniestra que el grupo original.
Cuando terminó el concierto, Mike me llevó a mi hotel. A las semanas me fui.
No hay comentarios:
Publicar un comentario