domingo, 2 de marzo de 2014

Capítulo 15.

Clarissa se recostó en su asiento, recordando aquel día. Desde que vio a Taylor en el club, no había vuelto a saber de ella hasta que cuatro años después, cuando se quedó embarazada de su primera hija, la llamó Mike contándole que Taylor había muerto por sobredosis de heroína. Mike estaba llorando desconsoladamente, probablemente porque la echaba de menos. Pocos días después de la llamada de Mike, Clarissa pidió un traslado a Nueva York y ella y su marido se fueron. Visitó el club dónde había visto a Taylor cantar aquella noche, le habían hecho una especie de funeral allí. A Clarissa le dio mucha pena, porque Taylor era muy joven para estar muerta. Varias veces había ido a visitar su tumba, y todos los días veía a Mike. Iban a la misma hora porque los dos terminaban de trabajar a las siete, así que iban.
Mike la visitaba todos los días, él había pagado su entierro y su funeral, Clarissa se dio cuenta de que Mike quería a Taylor como no había querido a nadie. Durante el primer año, se veían dos veces a la semana, cuando coincidían haciéndole una visita a Taylor. Hasta que un día, Mike llamó a Clarissa a las doce de la mañana, quería verla. Clarissa aceptó, quedaron en media hora en una cafetería que había cerca de la sede del periódico en el que trabajaba Clarissa. Mike iba con un traje y con un abrigo largo, hacía frío, mucho frío. Clarissa se sentó en la misma mesa que él, esperando a que le contara qué era tan importante para que él la llamara a esa hora.
-He ido al cementerio porque esta tarde tengo trabajo, así que aproveché un rato libre del que disponía hoy y fui. Cuando llegué a la tumba de Taylor vi a un hombre junto a ella, la miraba extrañado. Me preguntó que quién era Taylor Farrell. Le contesté que una mujer que murió hace un año, por sobredosis, que tenía 27 años. Entonces el hombre se sacó el teléfono móvil del bolsillo trasero y me enseñó una foto, era ella.
>>Le pregunté que por qué me enseñaba esa foto ¿sabes qué me contestó? Que la había hecho aquella mañana, que las de la foto eran Taylor Farrell y su hermana pequeña, gran fan de su grupo. Le dije que era imposible, que Taylor había muerto hacía un año. Me dijo que no, que me equivocaba, que él la veía en el trabajo cada día. Me dijo que podía demostrármelo, mañana por la mañana he quedado con él, me va a llevar al trabajo de Taylor, para que la vea.
>>Te he llamado porque no me fío demasiado de ese hombre, así que mi pregunta es ¿quieres venir conmigo? Si no quieres ya sabes que no pasa nada, pero me gustaría que vinieras porque llevas años tras la pista de Taylor y tú estabas tan segura como yo de que estaba muerta...
-Claro, iré ¿a qué hora?
-A las once. En Central Park.
Cuando Clarissa llegó aquella noche a casa, su marido le había preparado una deliciosa cena, como hacía cuando conseguía salir del trabajo temprano, que eran pocas las veces que eso pasaba. Jason la miró, sabía que le pasaba algo, no algo malo, pero estaba pensativa. Y eso él lo notaba.
-¿Qué te ocurre? -dijo Jason mientras la ayudaba a acomodarse en la silla.
-Creo que no te he contado nada de esto, pero te lo contaré. Hace veinte años, hice una amiga, se llamaba Taylor Farrell y estaba en mi colegio, cuando llegamos a secundaria, aún éramos amigas pero pasaron cosas y, cuando cumplimos catorce años, dejamos de serlo. Pero ella seguía en mi instituto y cuando cumplió los diecisiete su familia se mudó. Cuando tenía veintitrés años me enteré de que habían vuelto. Fui a hacerles una visita pero me contaron que todos habían acabado mal. Todos. Pregunté, y lo que averigué me llevó hasta Nueva York y Mike Turner, el exnovio y primer amor de Taylor Farrell. Bien, hace un año, me enteré de que Taylor murió, Mike y yo la visitamos todas las semanas. Pero, hoy, nos hemos enterado de que ella no está muerta...
-¿Cómo es eso posible?
-No sé, Jason. No sé. Hemos quedado mañana con ese hombre, nos va a llevar hasta ella. He pensado en cómo hacer para conseguir dinero, voy a escribir un libro, sobre Taylor. Y sobre todo esto.
-Me parece una grandiosa idea.
Jason y Clarissa comieron tranquilamente, se fueron a dormir tarde. Clarissa tardó un poco en dormirse ya que no podía parar de pensar en que Taylor podía estar viva.
Por la mañana, se levantó con mucha energía, se arregló y se fue hacia Central Park. Para cuando llegó, Mike ya estaba allí, con un hombre. Ambos la miraron, el hombre no se molestó en presentarse, si no que comenzó a caminar, sin siquiera esperarles. Su destino estaba a tan sólo unas manzanas de Central Park.
-Me llamo Matthew, por cierto -dijo aquel hombre.
Clarissa sonrió y le siguió por el edificio en el que acababan de entrar, subieron en ascensor hasta el undécimo piso, una compañía discográfica. Matthew caminó saludando a la gente a su paso, parecía que todos lo conocían. Por fin llegamos a una puerta, entramos y allí estaban las mismas personas que había visto la noche que fui al club con Mike, incluída Taylor. 

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