Mike abrió los ojos, aliviado. Había vuelto a tener ese horrible sueño. La misma chica de sus pesadillas. Era guapa, ojos negros, nariz respingona, pelo rizado y largo. Hasta ahí todo estaba bien. El sueño siempre comenzaba con él y la chica, siempre vestida de negro, sentados en un banco, en un parque, sonriendo. Luego, él tenía que irse y todo el parque desparecía en cuanto él se levantaba del banco y se veía como la chica se levantaba las mangas de la sudadera y mostraba unos brazos, ambos con cicatrices verticales que indicaban que la chica había intentado suicidarse. Cortes abiertos, la sangre corriendo por sus brazos y goteando desde sus dedos al suelo. La chica siempre le hacía la misma pregunta "¿Por qué, Mike? ¿Por qué?" y entonces se despertaba. La chica tenía algo que le resultaba extrañamente familiar, algo conocido. Era hermosa, muy guapa.
Mike salió de la cama, aquel sueño siempre le dejaba una sensación extraña, si esa chica le resultaba tan familiar era porque estaba, o estuvo, viva. Y quizás él hubiera hecho algo para que ella... Alejó aquellos pensamientos de su cabeza. Era tan sólo un chico de diecisiete años, no podía haberle hecho tanto daño a nadie.
Bajó a desayunar, allí estaba su madre, haciéndole el desayuno. Lo miró extrañada, debió de notar el malestar en su cara, así que le preguntó:
-¿De nuevo el sueño?-Mike asintió con la cabeza-. No sé por qué sueñas tanto con esa, hijo. No puedes haberle hecho tantísimo daño a alguien como para intentar quitarse la vida por tu culpa. Además, ¿a cuantas chicas así conoces aquí? Esto es Noruega, aquí la mayoría tienen el pelo y los ojos claros. No como la que tú describes. Así que, por favor, deja de pensar en ello.
-Mamá, quizás sí haya alguien a quien le hice suficiente daño. ¿Recuerdas cuando vivíamos en aquel pueblo de Norte América?
-No, ella no puede ser. Era rubia, Mike. Taylor era rubia.
-Tenía un pelo rubio muy oscuro y la chica del sueño lo tiene castaño muy claro... Puede habérsele oscurecido. Mamá, por favor. Piénsalo. Y ahora que vamos a volver... Comprobaremos si es ella o no, quiero saberlo, mamá. Es realmente importante para mí.
Su madre le miró, sin creer lo que él decía. Ciero que Taylor siempre había sido un poco rarita... y también es cierto que se había quedado muy mal cuando rompió con Mike pero no lo suficientemente mal como para querer suicidarse... Además, fue ella quién le dejó a él. Un pensamiento fugaz pasó por su mente y se giró, mirando a Mike
-Ella no te dejó ¿verdad?
Mike levantó la cabeza de su desayuno y la miró a los ojos, al borde del llanto.
-No, yo la dejé a ella, porque conocí a otra. Era tonta, pero estaba buena y me equivoqué, dejé a Tay para estar con aquella chica.
Su madre lo miró, horrorizada. Comprendía que él prefieriese estar con otra chica, pero que no dejara así como así, a la chica que más lo quería en el mundo. Le pareció horrible lo que hizo Mike, pero tampoco le parecia tan horrible como para querer suicidarse. Pero si se junta con otras cosas que le pasaban a ella... Quizás, que pasara eso le dio a ella el valor para acabar con su vida.
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